Las olas de Luz están activando y revelando muchas emociones que estaban ocultas en nuestro interior.
Nos ayudan a reconocer las heridas y los traumas que acumulamos durante la vida y nos permite sanarlos definitivamente.
Para lograr un resultado considerable y aprovechar al máximo las olas de Luz debemos entender ¿qué son las emociones?, ¿cómo influyen en nuestra vida? y ¿cómo manejarlas?
Las emociones son nuestra reacción impulsiva, inconsciente, basada en los instintos básicos.
En latín «emovere» (emociones) significa remover, agitar, perturbar, conmover.
Las emociones son reacciones subjetivas y expresiones temporales, ya que corresponden a nuestro lado humano y muchas veces no tienen nada que ver con lo que sentimos en realidad. A menudo muestran incoherencia y se contradicen, camuflando lo que está en nuestro interior de verdad.
Por ejemplo, una persona puede estar enojada con la otra, aunque la ama y quiere tenerla en su propia vida. El enojo – es una reacción temporal, subjetiva e inconsciente. El amor – es una verdad constante, que lamentablemente se oculta bajo del velo de las emociones predominantes, generalmente negativas.
Las emociones se relacionan con las reacciones y comportamientos inconscientes. También tienen relación directa con los pensamientos y formas mentales predominantes. Podríamos decir que juegan un rol de anunciadores, llaman nuestra atención con sus vibraciones e invitan a mirar la verdad. Aunque no nos permiten reconocerla. Si no sabemos identificarlas o manejarlas, nos traen más problemas que beneficios, ya que no nos permiten tener claridad y franqueza en nuestra vida.
Las emociones son energía que nuestro cuerpo emocional crea y sostiene, dependiendo de las hormonas que nuestro cuerpo físico produce y lanza a la sangre al momento. No podemos evitar o prohibir las emociones. Las tenemos que entender, aceptar y utilizar para ayudarnos a nosotros mismos. Nos invitan a actuar, hacernos cargo y dirigir la energía en la dirección deseada.
Las emociones son una energía movediza y versátil. Aparecen rápidamente, de nada y desaparecen con la misma velocidad.
Existen dos tipos de emociones: positivas y negativas.
Las emociones positivas elevan nuestras vibraciones, crean un campo de energía positiva, propulsora que nos conecta con el entusiasmo, nos inspira y motiva, nos mantiene estimulados y equilibrados. Además las emociones positivas nos ayudan en las relaciones interpersonales, nos permiten cumplir con la rutina diaria y tener resistencia frente a las diversas y complejas situaciones de nuestras vidas. Las emociones positivas dan oportunidad de desarrollarnos, salir adelante, actuar, construir y lograr todos nuestros deseos.
Las emociones positivas resaltan lo que sentimos de verdad: nuestro amor, gratitud, reconocimiento, paz, deseo de dar y abrazar el mundo.
Cuando amamos de verdad no hay necesidad de gritar y demostrar nuestro amor al mundo. Simplemente se disfruta la existencia y se comparte la experiencia. Este estado invita a crear belleza y Luz incondicionalmente.
Las emociones negativas bajan nuestras vibraciones y fomentan la autodestrucción que la mente constantemente promueve. Crean un campo de energía que nos debilita y nos hace vulnerables, nos confunde y desvía de la verdad y de nuestro propio camino.
Las emociones negativas nos muestran que no estamos de acuerdo con algo, que algo no está resuelto, que existe un trauma o una herida, que tenemos ciertas diferencia en relación a las otras personas o cosas, que existe algo que no las aceptamos. Con insistencia y permanencias nos muestran que existe algo que debe ser atendido, tratado y sanado. Las emociones negativas nos indican que hay que hacer cambios, ajustes y mejoras. Incluso, a veces debemos rechazar o eliminar algunos temas o comportamientos de nuestra vida para siempre.
Es muy importante entender que las emociones negativas son destructivas. Acumular las emociones negativas en nuestro interior, poco a poco puede llevarnos a depresión, agresión o histeria. Cuando sobre reaccionamos significa que las emociones ya no pueden ser contenidas en nuestro interior y buscan cómo salir. Aparece la necesidad de liberarnos de esta negatividad acumulada y eliminarla lo antes posible. Se pierde el control, aparece la necesidad de gritar y mostrar a todo el mundo que estamos mal. Cualquier conflicto interpersonal tiene que ver con las emociones no expresadas y acumuladas. Durante el conflicto una parte de energía tóxica se libera y se comparte con el «oponente». Por eso las personas conflictúan, inconscientemente buscan cómo descargarse y liberarse de las toxinas. La pelea permite tener un alivio y descanso temporal. Pocos saben que el conflicto no solamente nos destruye a nosotros mismos, sino también a los demás.
También tenemos la capacidad de sentir. Sentir y saber la verdad son sinónimos.
Para revelar la verdad hay que saber sentir las vibraciones internas y externas. Nos permiten reconocer frente de que estamos parados, cómo vibramos nosotros y cómo vibra el mundo que nos rodea. SENTIR – es la capacidad que tiene exclusivamente nuestra Alma y la utiliza como un radar para reconocer la verdad. Los Seres de Luz nos enseñan que sentir y saber la verdad son sinónimos. Por lo mismo, la tarea principal de cada persona que está en el camino espiritual es aprender a sentir, utilizando el corazón del Alma. Cuando nos permitimos sentir nuestro lado divino se manifiesta, nos da claridad, permite ser honestos y nos guía conscientemente. Para que nuestro lado divino tome las riendas de nuestra propia vida, debemos abrir el corazón y conectarnos voluntariamente con nuestra propia Alma aquí y ahora.