Muchas personas se imaginan que son espirituales, pero al momento de enfrentar los desafíos, crisis y problemas, se quiebran, se pierden y no pueden salir adelante sin ayuda de una persona externa.
¿Por qué sucede eso?
Porque muchos no están en el camino espiritual real, no se conocen a sí mismos, nunca supieron cómo mirarse adentro, ver la verdad, reconocer, enfrentar y sanar sus zonas oscuras, que todos tenemos. Las crisis y los conflictos las revelan y las personas no saben qué hacer con toda esta revelación. No logran manejar sus pensamientos, emociones, reacciones destructivas; pierden el control y la energía.
En estos tiempos de cambios energéticos profundos no podemos seguir externalizando la responsabilidad, esperando que todo se arregle solo o que alguien venga en ayuda y nos resuelva todos los problemas. Tenemos que ocuparnos de nuestras vibraciones internas y parar la autodestrucción. Tenemos que tomar las riendas de nuestra vida y tener el autocontrol.
Es muy importante observarnos. Cuando estamos mal, o frente a algo poco atractivo y destructivo, difícil de Amar y Aceptar, ese es el momento preciso en que debemos evaluar si realmente estamos en el camino espiritual, si somos capaces de tener autocontrol, de mejorar y sanar nuestras manifestaciones destructivas.
Observarnos a nosotros mismos es un trabajo constante, nos permite evaluar cuánto Amor incondicional, Aceptación y Gratitud hay dentro de nosotros en cada situación, en cada relación que enfrentamos. Y lo único que tenemos que hacer es fomentar la belleza y Luz que vive dentro de cada uno de nosotros.
¡Es un trabajo difícil y tan gratificante a la vez!
Trae mucha felicidad y la realización para siempre.
¡Disfrutemos nuestro trabajo espiritual en cada momento de la vida sin quejas y reclamos!
