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Centrado de alma.

El ejercicio ayuda a conectarse con el alma, alinear el lado humano y divino, centrar y posicionar el alma en el medio de cada experiencia. La práctica invita a entrar al centro dorado de la sabiduría, refugio de protección, que ayuda a sobrellevar de mejor manera los cambios energéticos, producto de las olas de luz, y las difíciles situaciones cotidianas que drenan la energía vital. 

Permite recuperar la calma y la paz inherente de cada ser humano, que se necesitan para un apropiado descanso. Además, da acceso al punto de inicio —el principio de los principios— ahí se abre la puerta donde habita el alma.

No se necesitan conocimientos o preparación previa. El ejercicio es muy sencillo de realizar, aunque tiene varias etapas o capas y cada una con un propósito diferente.

Etapa nº1: «Soy el centro de mí mismo, estoy en el centro de mí mismo».

–          En una hoja en blanco, dibujar a mano alzada un círculo y hacerle un punto en el centro.

–          Durante el trazado, abrir bien los ojos y fijar toda la atención a la ejecución del dibujo para mantenerse presente. 

–          Al dibujar el círculo decretar: “soy el centro de mi mismo”.

–          Al momento de poner el punto en el centro del círculo decretar: “estoy el centro de mí mismo”.

–          Al lado, dibujar un segundo círculo también con un punto en el centro. Repetir el decreto completo.

–          Observar las sensaciones que se manifiestan durante el trabajo en la zona del tercer y cuarto chakra.

–          Repetir esta acción hasta que se sienta paz y armonía en el interior (mínimo 12 veces).

La primera etapa invita a encontrarse consigo mismo, reconocer la existencia, individualidad y presencia. 

Puede ser realizada durante varios días o incluso, semanas. Cuando se sienta la conexión estable consigo mismo se recomienda empezar con la segunda etapa.

Etapa nº2: «Soy el centro del universo, estoy en el centro del universo».

–          Dibujar círculos con un punto en su centro de tal manera que comiencen a formar una malla compuesta por células (el círculo representa a las células de luz que están en el universo).

–          Mientras se trazan las líneas, decretar alternadamente: “soy el centro del universo».

–          Cuando se pone el punto en el centro del círculo, decretar: «estoy en el centro del universo”.

–          Procurar observar cómo el trazado de las líneas en conjunto con los decretos influyen en el campo energético y ánimo.

–          Seguir dibujando y construyendo la malla celular de luz, hasta que se sienta unidad y expansión (mínimo 12 veces).

Esta etapa desarrolla el sentido de pertenencia con el todo y que ese todo está incluido dentro de uno. 

Se recomienda hacer esta práctica varios días o semanas también.

Etapa nº3: «Miro fuera, miro adentro».

–          En esta ocasión, al seguir dibujando círculos con su respectivo centro, se debe decretar uniendo las frases de la primera y segunda etapa: “soy el centro de mí mismo, estoy en el centro de mí mismo, soy el centro del universo, estoy en el centro del universo”.

–          Al hacer la práctica, entrecerrar los ojos para formar con las pestañas una rejilla que permita limitar la visión para llevar la atención hacia el interior y poder prestar atención a las distintas sensaciones y frecuencias que ahí aparecen.

–          Dejar el lápiz y cerrar los ojos completamente, pero sin olvidarse de repetir los decretos. Visualizar como la malla celular se construye en el plano astral con solo hacer los decretos.

–          Percibir como en 360º, desde el universo llegan rayitos de luz que entran en el cuerpo, activando y alineándose con el alma. También sentir como desde el cuerpo salen los rayos emanando la energía interna.

Esta etapa ayuda a desenvolver el Alma y marcar su presencia en aquí y ahora. 

Se recomienda hacer esta práctica el resto de vida. En algún momento no será necesario el uso del lápiz y papel, ya que el dibujo del círculo con su centro se quedará marcado a nivel energético, emocional y mental.

Etapa nº4: Nivel maestría.

–          Es requisito haber cursado el Nivel 5 de la formación en el taller “Despertar de la conciencia”.

–          A través de la meditación “Matrioshka” acceder al plano astral para allí conectarse con los ángeles guardianes y sentir la integración completa.

–          Vivenciar que uno es parte de un plan divino individual y también, forma parte del grupal.

Esta etapa permite retomar el poder propio, expandir la consciencia y acelerar la iluminación.

¡Éxito!

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