Cuando sucede el despertar de la consciencia muchas personas experimentan recaídas. Vuelven a pensar de la misma manera anticuada y destructiva, se conectan con las emociones tóxicas y viejas, sienten que están débiles, sin fuerza, sin ganas de avanzar y hasta experimentan las desilusiones con su propio camino y resultados.
Estas recaídas son absolutamente normales, es más son necesarias. Es muy importante asumir que se requiere un largo tiempo y mucha práctica para poder cambiar todos los patrones destructivos que tenemos y usamos automáticamente durante toda nuestra vida. Es normal que a veces nos sentimos cansados, nos debilitamos y perdemos el rumbo. Lo viejo, acostumbrado y rutinario, empieza a regresar y predominar.
¿Qué hacer en este caso?
Levantarse de a poco, con mucha paciencia y cariño volver al centro, volver a establecer el equilibrio y la armonía. Las recaídas suceden cuando estamos pasando por algo difícil, exigente, traumático. Y es normal que volvamos a sentirnos víctimas, culpables o impotentes. Lo mejor que podemos hacer es enfocarnos en cómo salir de este estado, cómo elevar nuestras vibraciones y volver al centro.
Primero, tenemos que enfocar nuestra atención en el aquí y ahora. Observar que pensamos, que sentimos, como vibramos. Evitar la conexión con las culpas, victimización y el autocastigo.
¡No castigarnos a nosotros mismos! «¡Otra vez! ¡De nuevo recaí! ¡Soy inútil y inhábil!»
Segundo, reconocer la causa de la caída para sanar la raíz de esta y evitar las repeticiones. Utilizar todas las técnicas que están al alcance para transformar las energías de vibraciones de frecuencias bajas que se manifestaron durante la recaída.
Tercero, aceptar cada caída, asumir que es parte del juego, parte de nuestro entrenamiento y es necesaria, porque nos permite medir nuestro avance y reconocer todos nuestros logros.
Pero más que eso recordar, que cada recaída nos permite medir el Amor propio y nos enseña a elevarlo hasta lo infinito.
Espero que este articulo les sirva de ayuda.